Ultimo artículo publicado que contó con participación del personal de Laboratorio que aborda el tema de los impactos del cambio climático sobre el servicio ecosistémico de polinización y la producción del café.
El cambio climático causará cambios en el rango de distribución geográfico de los polinizadores y los principales cultivos, con implicaciones para la seguridad alimentaria y los medios de vida rurales. Sin embargo, se sabe poco sobre el potencial de los impactos acoplados del cambio climático en los polinizadores y los cultivos. La producción de café ejemplifica este problema, ya que se han proyectado grandes pérdidas en áreas adecuadas para la producción de café debido al cambio climático y porque la producción de café depende de la polinización de las abejas. En este trabajo se modela las posibles distribuciones de polinizadores de café y el café en climas actuales y futuros en América Latina para comprender si las futuras áreas aptas para café también serán adecuadas para los polinizadores. Los resultados sugieren que las áreas aptas para el café se reducirán en un 73-88% para el año 2050 en todos los escenarios de calentamiento, una disminución del 46-76% mayor a la estimada por las evaluaciones globales. La riqueza promedio de abejas disminuirá de 8-18% en futuras áreas aptas para café, pero se prevé que todas contendrán al menos 5 especies de abejas, y 46-59% de las futuras áreas aptas para café contendrán 10 o más especies. En los modelos, la idoneidad del café y la riqueza de las abejas aumentan cada uno (es decir, el acoplamiento positivo) en un 10-22% en las futuras áreas aptas para café. Sin embargo, la disminución del café y la riqueza de las abejas (es decir, el acoplamiento negativo) ocurren en 34-51% de otras áreas. Finalmente, en el 31-33% de las áreas futuras de distribución de café, la riqueza de las abejas disminuye y la idoneidad del café aumenta. La evaluación de los efectos acoplados del cambio climático sobre la idoneidad de los cultivos y la polinización puede ayudar a orientar las prácticas de gestión apropiadas, incluida la conservación de los bosques, el ajuste de la sombra o la rotación de cultivos en diferentes regiones.